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sigo a contracorriente

Un mundo feliz

Un mundo feliz

La novela de Aldous Huxley es muy entretenida, pero, cada vez que la leo, me recuerda más a la actualidad y eso me pone los pelos de punta. Se basa en un futuro donde las personas nacen todos por fecundación in vitro. Ni siquiera saben quiénes son sus padres biológicos porque se crían en guarderías. La selección de embriones ha llegado a un extremo en que algunos son radiados a propósito para perjudicarlos. De este modo, existen varios tipos de personas llamados alfa, beta, gamma, delta y épsilon. Separados por categorías desde su nacimiento, reciben una educación diferente, especialmente mediante cintas de audio que les ponen cuando duermen. En esas grabaciones, les enseñan a valorar a los de su grupo y despreciar al resto, aún reconociendo que todos son necesarios.

Según van creciendo, les estimulan mediante descargas eléctricas para que les guste el deporte, por ejemplo, pero no la naturaleza. Los libros, por supuesto, son materia tabú y tienen que detestarlos desde niños. El objetivo es que no tengan ideas propias y sean incapaces de pensar por sí mismos. También se aseguran de que sean felices. El sexo es materia obligatoria desde niños, pero las relaciones sentimentales se consideran algo obsceno y prohibido. A los inferiores los acostumbran a las drogas. Aquellos que se salen de la norma son enviados a campos de reeducación. Si no funcionan, los destierran. En el exterior, existen unos poblados salvajes donde no ha llegado la educación ni la tecnología. Es el extremo opuesto, donde reina la superstición y la violencia, y la gente envejece.

El el mundo feliz, los hombres y mujeres de cuarenta años son reciclados porque ya no resultan útiles ni bellos. El protagonista es un beta defectuoso, que se replantea todos los principios que rigen su sociedad. Por su intervención, una mujer queda embarazada de forma natural y da a luz un hijo en la reserva. El sistema intenta integrar a ese chico en la sociedad, pero resulta imposible, porque el choque entre la vida natural salvaje que había llevado y la vida artificial que han creado es demasiado fuerte. Sin embargo, en algún lugar del planeta, existen unas islas donde unos pocos han conseguido mantener el equilibrio y recuperar lo que vale la pena de ambos mundos. Os recomiendo mucho esta lectura.

Selección de embriones, manipulación genética, adoctrinamiento ideológico, promiscuidad, drogadicción, falta de valores, eutanasia, ... La novela fue escrita en 1932.

Terrorismo islámico

Es bien sabido que el comercio mundial es injusto, porque unos pocos nos beneficiamos del trabajo de muchos. Sin embargo, el problema es complicado y la culpa no es sólamente nuestra. Cuando hablaba de la crisis del petróleo, decía que los países árabes han perdido una oportunidad histórica única en los últimos cien años. Con los ingresos del petróleo y el gas natural podrían haber sacado a su población de la miseria y la incultura. Pero no lo han hecho, porque no les interesa. Unas personas preparadas empezarían a reclamar sus derechos, poniendo en peligro las ologarquías que los gobiernan desde siempre. Así que resulta muy fácil echarle la culpa de todo a occidente, y así tener justificación para cualquier acto. Nada une más a la gente que un enemigo común. Los ideólogos del fanatismo islámico son jóvenes ricos que se han educado en las mejores universidades del mundo. Luego viajan a los suburbios del Magreb a inflamar el resentimiento de aquellos que no tienen ya nada que perder. La religión es sólo una excusa más.

Lo que ocurre con todos los movimientos terroristas es que, con el tiempo, se acaban convirtiendo en un negocio, como la mafia, una forma de vida. Cuando el motivo de su creación ya se ha olvidado, necesitan buscar nuevas razones. Si en EE.UU, por ejemplo, han elegido un presidente musulmán, le critican por no ser practicante. Se van a la India a matar extranjeros, sabiendo que la mayoría de las víctimas iban a ser indúes. Su única motivación real es actuar para poder justificar su existencia.

Creo que el gran error que cometemos siempre es pensar que se puede ayudar a la gente en contra de su voluntad. Cada país decide su destino según sus circunstancias, ideología, religión y tradiciones ancestrales. Lo natural sería que cada cual siguiera su propio ritmo. La globalización sólo ha servido para que conozcan como vivimos nosotros y piensen que les estamos robando. El Banco mundial tiene mucha culpa porque debería limitarse a asesorar a los países sobre la manera de aprovechar sus recursos, en lugar de cuidar intereses ajenos. Los mercaderes del odio, mientras tanto, siguen sacando beneficio de nuestras contradicciones, en una espiral de violencia sin fin.

Las paradojas del aborto

El tema de la fecundación in vitro ha traído muchos comentarios, así que quería aclarar que yo no me opongo a esa práctica, solamente a que se conserven embriones congelados sobrantes. Basta con implantarlos todos. Vivimos en un mundo contradictorio. Nos preocupamos por los derechos de los niños, hasta el punto de que parece que no tienen obligaciones. Sin embargo, un niño en el vientre de su madre no tiene ningún derecho. Cuidamos a los minusválidos, arreglando los accesos y dándoles una cuota de empleo en las empresas. Pero, un feto con minusvalías es abortable. Queremos asegurarles una vida digna y, por otra parte, les decimos que no tienen derecho a la vida, porque sus madres podrían haberlos eliminado de acuerdo con la ley. Esto incluye a los niños ciegos o sordos, que podrían llevar una vida practicamente normal.

La medicina ha avanzado muchísimo para tratar todo tipo de malformaciones: aparatos de audición, incluso prótesis que permiten caminar a los paralíticos. Podemos operar a un feto del corazón dentro de su madre. Pero, si la madre tiene miedo a no poder soportar los inconvenientes, puede librarse del bebé. Tener un hijo siempre es una fuente de felicidad. El trauma psicológico lo sufren las mujeres que han abortado. Se llama síndrome postaborto, y no tiene cura. El aborto no es un método anticonceptivo, pero algunos lo utilizan como tal. Algunas han abortado hasta seis veces.

 El caso es que tener un hijo supone correr muchos riesgos, antes, durante y después del parto. ¿Qué pasaría si, nada más nacer descubrimos por ejemplo que le falta un pie? Hemos tenido un hijo cojo que nos va a complicar mucho la vida. Tal vez deberíamos aplicarle la eutanasia. Y si, al cabo de un mes, coge una meningitis y le afecta al cerebro, ¿ya no podemos matarlo, porque ya ha nacido? Tal vez la única diferencia es que ya le hemos visto la cara. Hoy en día, existen unos ecógrafos tan potentes que podríamos verles la cara desde el primer mes, si quisiéramos.

Se habla mucho del derecho de la madre a decidir, pero no del de los padres, y el hijo es suyo al cincuenta por ciento. Pero, ¿qué pasa con el derecho de la persona que ya existe dentro de la madre? Todos hemos sido fetos y, si ahora estamos aquí, es porque nadie hizo nada por evitarlo. Hoy celebramos en la iglesia la fiesta de la Inmaculada, es decir, de una mujer soltera, que se quedó embarazada y decidió tener a su hijo.

«Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí; su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación...

He cerrado los comentarios porque no me gusta discutir este tema. Me afecta demasiado. Un beso a todos.

Espiritismo

Espiritismo

Hace unos años yo era de aquellos que piensan que el mal es la ausencia de bien. Quería pensar que no existe una fuerza negativa que se opone a la fuerza positiva del universo, que algunos llamamos Dios. Sin embargo, he cambiado de opinión después de que he visto el mal en los ojos de algunas personas. Por ejemplo, una vez que entré en una oficina y, nada más salir yo, un empleado le cortó la yugular a la secretaria. La chica sobrevivió de milagro. Esa mirada no la olvido.

Por otra parte, yo nunca he hecho espiritismo ni tengo la intención. Sin embargo, mi marido lo hizo una vez en su vida. Cada vez que colocaban la cruz sobre la mesa, caía al suelo, hasta que finalmente decidieron acabar la sesión. No hace falta que os diga que suceden muchas cosas inexplicables: la sábana Santa, el lienzo de Guadalupe, las caras de Belmez... Algunas pueden ser engaños o casos de autosugestión, pero siempre queda algo que la ciencia no puede explicar.

El otro día oí una entrevista a un exorcista en televisión. La gente le acusaba de hacer negocio del miedo ajeno. Yo no puedo poner la mano en el fuego por una persona en particular, pero estoy de acuerdo con sus consejos. No se debe jugar con magia, espiritismo y mucho menos con la güija. Más de uno ha acabado teniendo experiencias aterradoras. Tal vez sólo se trate de imaginaciones, pero cuando las cosas empiezan a moverse solas hay que empezar a preocuparse.

Yo he tenido muchas sensaciones que no puedo explicar, sin necesidad de hacer espiritismo. Al ser algo tan subjetivo, al cabo de un tiempo yo misma dudo de que haya sucedido. Pero lo que tengo muy claro es que hay más mundo del que podemos ver, y hay cosas que es mejor no conocer. El mal no suele actuar abiertamente, porque no le falta inteligencia. A veces se sirve incluso de buenas intenciones, se disfraza de solidaridad y altruísmo. Por eso nunca se debe subestimar el peligro, tanto del exoterismo, como de las ideologías que promueven el odio.

La viagra

La viagra

Hace no mucho tiempo, cuando una pareja llevaba muchos años juntos y llegaba el momento de la menopausia y la andropausia, no pasaba nada. Se aceptaba con toda naturalidad y se daba uno por satisfecho con lo vivido. Eran los tiempos en que las parejas que no podían tener hijos, simplemente no tenían hijos y lo aceptaban. Para ayudar a esas parejas surgió la fecundación in vitro, pero se ha acabado convirtiendo en una fábrica de embriones con futuro incierto. Para ayudar a los impotentes, se inventó la viagra. También ésta ha pervertido su fin original, al permitir a los hombres alargar su vida sexual mucho más allá de lo normal.

No tiene en cuenta que muchas mujeres al llegar a la menopausia pierden también el deseo por una cuestión meramente física, porque la falta de hormonas hace que los órganos sexuales se deterioren. Esto se puede suavizar con un tratamiento hormonal, pero es inevitable. Hay mujeres que se adaptan, muchas no. Todo lo cual supone que esos hombres mayores tendrían que buscar chicas jóvenes, fuera de su pareja estable, lo cual acabaría con sus matrimonios. La ciencia y la medicina están pensadas para el bien de la humanidad, pero a menudo resulta contraproducente. En una sociedad materialista y hedonista, ahora ya no se concibe que haya que renunciar al placer sexual por una cuestión de edad.

Pero es que la naturaleza sabe lo que hace. Sucede lo mismo que con las drogas: cuando estás cansado, tu cuerpo necesita descansar; si tomas drogas, engañas a tu cerebro, pero tu cuerpo paga las consecuencias. Que un hombre pueda, con una pastilla, tener relaciones sexuales, no significa que deba hacerlo. Su corazón, hígado y riñones siguen teniendo la misma edad y tal vez no están en condiciones para soportar el sobreesfuerzo. Evidentemente, no existen estudios sobre las consecuencias negativas de la viagra, porque el negocio lo impide. Sin embargo, he oído ya casos y no me extraña, porque, al llevar la contraria a la naturaleza, los seres humanos siempre tenemos las de perder. Ya deberíamos saberlo. Yo, desde luego, ya le he dicho a mi marido que cuando se acabe, se acabó, y no pasa nada. Pero no es el caso todavía.

Castigo físico

Parece ser que a una mujer le han quitado la custodia de su hijo de once años durante dieciocho meses porque le había dado un cachete. No porque tuvieran pruebas de malos tratos continuados o abandono. Me pregunto si se dan cuenta de que el castigo se lo han puesto al niño más que a la madre. Privar a un chico del contacto diario con la persona que más quiere es un sufrimiento mucho mayor que el propio golpe. Incluso suponiendo que fuera una mala madre, para el niño siempre será la mejor, porque el amor filial es incondicional.

Cuando yo era pequeña, el castigo físico era normal y, por supuesto, no guardo ningún rencor hacia mis padres. Hicieron lo que creyeron que era mejor para mí. Incluso si nunca me hubieran pegado, resulta poco realista pensar que nunca hubiera recibido ningún golpe. Es como si dices que, si no se duchan, no se van a mojar nunca. Afuera llueve. En el colegio, por desgracia, las peleas son muy habituales, ya incluso desde la guardería. También entre los hermanos es inevitable que se peguen alguna vez, aunque en mi caso he procurado que no sucediera. Quiero decir que intentar mantener a un niño a salvo de toda agresión, es una tarea imposible. Por otra parte, tampoco creo que sea aconsejable, porque luego salen a la calle creyendo que son invulnerables, y eso no es verdad.

Sin entrar, por supuesto, a justificar el maltrato a ninguna persona, creo que un azote a veces es bueno. No les hace realmente daño, es más la impresión, pero les recuerda que la sociedad se rige por unas normas que tienen que aprender a respetar cuanto antes. No quiero ni pensar el cargo de conciencia que le habrá quedado a ese pobre niño al ver con a su madre se la llevaba la policía. Eso sí que es un trauma de por vida, y no el cachete. Mientras, muchos padres llegan a casa cuando sus hijos ya están durmiendo y se desentienden de sus problemas, y eso no se considera maltrato. Pero yo os puedo asegurar que duele mucho más la ausencia de tus seres queridos que los cachetes que hayas podido recibir y ya ni recuerdas.

Viva la diferencia

Viva la diferencia

Es el título de un libro de Pilar Sordo que os recomiendo. Trata sobre las diferencias psicológicas entre hombres y mujeres. Se lo compré a mi hija mayor porque a veces viene a quejarse diciendo que el chico quiere estar solo y no les hace caso. Yo siempre le contesto que los hombres son así. Yo que me he criado con cuatro hombres y ahora vivo con dos, no necesito que me lo expliquen. Pero últimamente veo que algunas mujeres se quejan de actitudes masculinas que son muy evidentes, y ya no me extraña que haya tantas separaciones, lo que realmente me extraña, según lo que veo, es que queden todavía parejas. Según mi propia experiencia y generalizando:

1. Los hombres se pueden pasar horas hablando con otros hombres, pero no quieren hablar con su pareja. La razón es que temen que la mujer interprete sus palabras de otra manera. Ellos generalmente dicen lo que piensan, o mienten si es el caso, pero no saben decir verdades a medias (salvo los políticos) o dar a entender otra cosa.

2. Las mujeres nos enfadamos y desenfadamos con mucha facilidad. Sin embargo, un hombre puede ser el más tranquilo del mundo, pero cuando se enfada no se le pasa facilmente. De hecho, se da el caso de que siga enfadado mucho tiempo después, cuando ya no se acuerda del motivo.

3. A los hombres les gusta aislarse, aunque estén rodeados de gente, y dedicarse a algo, aunque sólo sea ver la tele. Entonces se vuelven gruñones si intentas que te preste atención cuando está haciendo otra cosa, aunque a tí te parezca que no es nada importante.

4. En general, a los hombres no les gusta hablar de sentimientos (salvo honrosas excepciones en internet). Eso a las mujeres nos molesta mucho porque tenemos que interpretar los gestos y los silencios. A veces hay que hacer una verdadera labor de detective para saber lo que les ocurre, y siempre es la solución más sencilla.

5. Un hombre no busca razones a las cosas, busca soluciones. Mientras las mujeres le damos mil vueltas a un problema, ellos prefieren olvidarlo si no lo ven claro desde el principio.

6. Las mujeres, ya se sabe, no tenemos inconveniente en hacer amigos en el trabajo, o en la compra. Ellos separan los tiempos y cuando trabajan no suelen hacer vida social, pero cuando salen no piensan en el trabajo.

7. Los hombres a veces se ciegan por un objetivo y le dedican toda su vida. Las mujeres a menudo nos dejamos llevar por las emociones y olvidamos los objetivos que teníamos. Eso le ocurre mucho a las adolescentes.

8. Un hombre generalmente no se plantea si alguien le cae bien o mal, o por qué. Si es así, simplemente lo evita. Las mujeres alimentamos rencillas interminables entre nosotras.

9. Ahora bien, cuando un hombre se pone en contra de alguien no repara en medios. Las mujeres somos más empáticas y solemos simpatizar con los débiles, por eso es más difícil que nos volvamos radicales (aunque de todo hay).

10. Un hombre no espera ayuda y tampoco la pide. Las mujeres tendemos a pensar que alguien desde fuera tiene que venir a solucionarnos las cosas. Esto se explica porque ha sido lo habitual durante mucho tiempo.

En conclusión: un hombre puede ser cariñoso, atento y buen padre, durante la mayor parte del día. Solamente necesita conservar un rato propio para dedicarse a sí mismo, sus aficiones y sus amigos. Eso también nos gusta a las mujeres, pero no es tan importante para nosotras. Así que mi hijo es un chico normal.

Mi amiga Susanne

Cuando tenía unos veinte años estaba estudiando segundo de alemán y participé en un intercambio de estudiantes en Madrid. Eran unos chicos alemanes que había venido solos a España a practicar el español. Muchos trabajaban como "au pair". Había una chica que me cayó bien desde el principio. Éramos muy parecidas en carácter y nos hicimos amigas. Sin embargo, Susanne era una aventurera nata, deportista, había vivido al menos en tres países. Vivía con su novio en Alemania y trabajaba por las mañanas, mientras continuaba con sus estudios. Llevaba esa vida desde los dieciocho años.

La mentalidad alemana por entonces no podía ser más diferente de la española. Ella vivía cerca de la Gran Vía en una habitación alquilada, que era más bien un armario, en una casa sin calefacción, con una cama donde apenas cabía, y nunca la oí quejarse. No sé cómo se las arreglaba para comer y lavar la ropa. Su novio venía de vez en cuando a verla en coche desde Hamburgo, con un Mercedes tan antiguo que parecía mentira que pudiera hacer ese viaje. Cuando se marchó, yo ya estaba con mi marido y le dije que iríamos a visitarles.

Nos fuimos veinte días en coche y de camping, parando en todo el camino. Cuando llegamos, me temo que estábamos demasiado cansados para disfrutar bien la estancia. Al cabo de unos años dejé de recibir sus cartas y ya no supimos más de ellos. Me quedé preocupada pensando si habían tenido algún accidente en alguna de sus aventuras. El otro día se me ocurrió buscarla en Internet. Por suerte, conocía su apellido y la he encontrado en una web de empleo. Retiro mis críticas a este medio de comunicación. Es una maravilla.

Mi amiga Susanne me enseñó otra manera de ver el mundo, aunque la verdad es que en mi familia siempre habíamos sido bastante independientes. Me hizo compañía en una época en que me hacía mucha falta, a pesar de que se aburría un poco conmigo. Me demostró que el dinero y las comodidades no eran imprescindibles, que se podía ser adulto a los dieciocho, que las fronteras sólo existían sobre el papel.

Las leyes del tráfico

Las leyes del tráfico

1. Cuando dos coches se saltan el ceda el paso, otro tercero lo hará aunque vengan coches.

2. Cuando un coche te adelanta a toda velocidad, lo verás aparcando pocos segundos después.

3. El coche que se cambia de carril bruscamente delante tuyo, frenará cuando menos te lo esperes.

4. Si en un cruce un coche no te deja pasar, los cinco siguientes tampoco lo harán.

5. El coche que viene más despacio en la rotonda es el que no ha puesto el intermitente.

6. El peatón que cruza sin mirar el paso de cebra es el mismo que protesta cuando frenas bruscamente.

7. Los días de niebla todo el mundo cruza por fuera del paso de cebra.

8. Los días de lluvia todas las normas de tráfico quedan derogadas.

9. Los atascos sólo aparecen el día que sales tarde de casa.

10. Las posibilidades de aparcar son inversamente proporcionales a la prisa que tengas.

Lenguaje agresivo

Conversación en la puerta del colegio de monjas de mis hijas. La chica de unos catorce años con su uniforme escolar (falda simbólica) y un chico de su misma edad: "Esto es la p...." Comprendo que no leen y les falta vocabulario: estupendo, maravilloso, excepcional, especial, fantástico, increíble, perfecto... Pero no, la niña, que es una niña, prefiere dar a entender que domina la anatomía genital masculina. Paso junto a los pequeñines que apenas me llegan a la cintura: "eres un gili......., vete a tomar por c..., cabrón, jo..., y otras esquisiteces que supongo que aprenden de boca de sus padres. (Lo de los puntos suspensivos es para que no me entre gente buscando esas palabras):

El lenguaje agresivo es la antesala de la violencia. Se pueden decir las mismas cosas con otras palabras, pero para eso hace falta que alguien se tome interés en corregirles. Porque esos niños repiten lo que oyen en programas de televisión y se creen que es lo normal, que está de moda y es muy cool, guay o como se diga, andar soltando barbaridades a diestro y siniestro. Si ya es un poco incómodo oir a un adulto hablar así, al menos sabe de lo que está hablando. A veces me dan ganas de pedirles a los niños que me describan exactamente a qué se refieren.

Luego no me extraña que ocurran peleas todos los fines de semana o que las jovencitas se enreden en una relación sin darse ni cuenta. El respeto también empieza por uno mismo y eso significa no dar la imagen de que todo te da igual, que estás de vuelta, que eres más duro que nadie, o que estás dispuesto a todo. Entre el sexo y la violencia a veces hay una línea muy fina. Es normal que piensen que ya lo saben todo, pero habría que recordarles de vez en cuando que no es verdad. El lenguaje agresivo lleva al comportamiento agresivo y ellos pagan las consecuencias.

En la educación como en todo hay un término medio. Gritarles a los chicos todo el día sólo empeora las cosas, como mis vecinos, pero quedarse callado casi es peor. Los niños te hacen mucho caso en los seis o siete primeros años de vida y es entonces cuando tienes que poner las bases de una buena educación. Más tarde ya tienen otras influencias tan fuertes o más que la tuya. Los padres que hacen la vista gorda con el lenguaje que utilizan sus hijos corren el riesgo de crear un ambiente agresivo en su casa, que pueda acabar derivando incluso en violencia. Las palabras son muy importantes.

La niñez

La niñez

Hoy quiero reivindicar el derecho de los niños a su niñez. He tenido tres y sé lo que es estar pendiente de ellos venticuatro horas al día, sé lo que cansa no poder salir con tu pareja a solas, no tener intimidad, tener que controlar sus estudios y su ocio, estar pendiente de sus amigos y sus problemas. Resulta mucho más fácil, y lo veo todos los días, delegar en ellos su responsabilidad, con la excusa de que tienes confianza porque ya soy "mayores".

Pero no es verdad, no son mayores ni responsables, sólo queremos que lo sean. En la ciudad donde vivo hay muchos niños que pasan las tardes solos porque tienen llave de su casa. Salen del colegio, meriendan, van a las actividades y hacen los deberes antes de que lleguen sus padres a casa. Pero la verdad es que se pasan las horas en internet o con la consola, ven la televisión, salen entre semana y, si sacan malas notas, los padres reclaman a sus profesores, no a sus hijos.

Hasta los doce años son niños todavía y necesitan la presencia física de sus padres o de alguien adulto el mayor tiempo posible, hasta los catorce son preadolescentes y no pueden cargarse de responsabilidades que no les corresponden. Hasta los dieciocho años son adolescentes y entonces si pueden ir asumiendo algunas tareas, pero siempre que tengan en cuenta que lo más importante son sus estudios. Hay que darles la libertad en pequeñas dosis.

Por ejemplo, a mí me escandaliza la cantidad de dinero que reciben de paga los compañeros de mis hijos. A no ser que lo vayan ahorrando, y lo dudo mucho, no se me ocurre para qué necesitan veinte euros a la semana. Me refiero a los de quince años. Deberían saber que el exceso de dinero también es peligroso, porque facilita que caigan en tentaciones como la droga o el alcohol, y provoca que no valoren lo que tienen, ya que no les cuesta ningún esfuerzo conseguirlo.

Creo que no hay nada más bonito que disfrutar de cada año de tu vida como corresponde, cuando eres niño jugando, cuando eres adolescente con los amigos, y cuando al fin eres adulto asumiendo tus responsabilidades. Querer saltarse las etapas por comodidad, a la larga ,creo que provoca más problemas. Al tener un hijo tienes que estar dispuesto a dedicarle al menos los doce primeros años en exclusiva, y seguir pendiente de él hasta que se independice.

Doble moral

Hace unos meses alguien me acusó de tener una doble moral. Siempre me dice mi marido que no debo darle vueltas a esas cosas, pero todavía no me explico que me puedan decir eso, porque creo que soy absolutamente consecuente con mis ideas. Sin embargo sí que hay un tema en el que me siento un poco hipócrita, a la hora de defender la familia, teniendo en cuenta que yo apenas tengo relación con mis hermanos. El año pasado me dije a mí misma que esta Nochevieja me iba a ir de viaje a cualquier parte, para no tener que soportar otra vez las tensiones familiares. Pero se acerca el momento y no me siento capaz de dejar a mis padres plantados, ni a mi hijos sin ver a sus primos, aunque sea una vez al año.

¿A que echabais de menos a Estopa? Risa Últimamente hay una canción que me persigue: Ninguna parte.

Ahora estoy algo cansado
y es que no me pasa nada,
ningún vaso roto,
ninguna mano por mi espalda.

Esta noche es de esas noches
en que andas por andar,
en que bailas sólo,
en que ríes por no llorar.

Y me cojo un taxi
y solo son las dos y diez,
en la radio suena
solamente música en inglés.
(¡Oh, yeah!)
No resulta fácil
decir no quiero volver,
arranque y no pregunte,
usted solo:
Llévame a ninguna parte.


Tengo poco dinero
y no llevo equipaje,
la luz de una farola
ya empieza a marearme.
La carretera quema
y no quiero resfriarme,
que me hierven las venas,
que el corazón me arde.
Que esta vez es la buena,
no voy a rajarme,
como un barco fantasma
con el rumbo a ninguna parte,
a ninguna parte.

Pero no me voy, me quedo. Supongo que soy una rajada.

Violencia de pareja dirigida a las mujeres

Hoy es el día contra la violencia de género, pero se refiere únicamente al título de arriba, que vi ayer en televisión. Sobre este tema, como de costumbre traigo una opinión a contracorriente. No es porque no esté de acuerdo con los demás, sino porque todo el mundo se centra en los mismos aspectos de la cuestión y no se soluciona nada. De hecho, este tipo de agresiones están aumentando. Casi parece que está de moda, a pesar del rechazo social generalizado. Habría que empezar por denunciar la cultura de la violencia. Vivimos en una sociedad donde la gente va al cine a ver películas realmente desagradables y luego afirman que son pacifistas. Hay mucha contradicción entre lo que se predica y lo que se hace. Por ejemplo, como decía el otro día, la violencia oral también cuenta.

Yo no he conocido a ninguna mujer maltratada, pero curiosamente sí conocí de cerca a una maltratadora. Carecía de autocontrol y, cada vez que algo le molestaba, se dedicaba a insultar a su marido con toda clase de palabrotas fuertes y alguna vez incluso le agredía. Él aguantó esa situación durante unos diez años, pero todos tenemos un límite aunque algunos lo tengan muy alto. Finalmente se separaron y ella tuvo la ocurrencia de denunciarle a él por malos tratos. Ese fue el fin de nuestra amistad. La verdad es que me había pasado meses intentando convencerla de que no podía seguir con esa actitud. Tenían dos niñas, testigos inocentes de la situación. No me sirvió de nada.

Cuando hablaba el otro día de que los jóvenes no se toman en serio la violencia, me acordaba también de esta mujer, que no paró hasta destruir su relación de pareja. También conocí otro caso en que se pegaban los dos, pero naturalmente las peores consecuencias se las llevaba ella. Me pregunto cuántos casos de violencia doméstica se corresponden a parejas que se han perdido el respeto mutuamente. Luego están las relaciones de dependencia, los celos obsesivos, los hombres agresivos, el machismo de algunas culturas, las enfermedades mentales y otros factores que influyen mucho como el alcoholismo o la drogadicción.

Sobre eso se habla habitualmente, pero no se hace incapié en la capacidad de convivir en paz con otras personas, especialmente con tu pareja.,Yo puedo asegurar que mi marido no me ha agredido nunca ni física ni oralmente, pero también hay que tener en cuenta que yo tampoco le he insultado ni le he pegado, porque no se debe forzar la resistencia moral de las personas. A veces el acoso psicológico, la tensión diaria y las faltas de respeto pueden hacer tanto daño como una agresión, y son un desencadenante de ellas. El respeto es la base de la convivencia, también en las parejas.

La pareja ideal

La pareja ideal

Sobre este tema he escrito muchas veces, pero siempre queda algo que decir. Como cada vez hay más separaciones, quería insistir en algunos aspectos que la gente no tiene mucho en cuenta:

1. Aunque suene muy obvio, lo primero es elegir bien. Por ejemplo, la discoteca no es un buen sitio para buscar pareja porque la música y el alcohol distorsionan los sentidos. No se trata de elegir como pareja al más guapo o más simpático, sino al más compatible.

2. Acostarse en la primera cita es la mejor manera de perder toda la objetividad que te quedaba. Entre los noviazgos de diez años de antes y esto, como siempre, hay un término medio.

3. Lo ideal es quedar con él-ella en diferentes ambientes cada vez. Todos nos llevamos muy bien de copas, pero no es lo mismo aguantar una tarde de compras o acompañar a alguien que no puede salir porque está acatarrado. De este modo se va viendo como reacciona ante diferentes personas y situaciones.

4. Es importante tener un mínimo de ideas y gustos comunes. He visto muchos casos de gente que intenta adaptarse a otro modo de vida o cambiar a su pareja y resulta inútil. No es que haya que ser idénticos, pero sí mínimamente compatibles.

5. Si no funciona en un mes, generalmente significa que no es la persona adecuada. Cuando encuentras a alguien especial, se nota enseguida, porque hay una sensación como de conocerse de toda la vida. Cuando la relación se alarga por costumbre, cada vez se hace más difícil acabarla.

Visto así, parece un poco frío, pero, si quieres encontrar una persona que de verdad valga la pena, no puedes conformarte con el primero que se te acerque. Ahora bien, cuando sientes que es una relación importante, no puedes dejar que otras personas o los pequeños roces de cada día arruinen la historia. La pareja perfecta no existe, pero sí se puede encontrar la mejor posible, si te tomas tiempo en buscarla e interés en conservarla.

La violencia

No sé si soy la única que se pregunta qué hacía un chico de dieciocho años recién cumplidos a las cinco de la mañana en una discoteca, rodeado de compañeros de clase que eran menores de edad y probablemente estaban bebiendo alcohol. Hay que tener en cuenta que no eran jóvenes, sino adolescentes en un mundo de adultos, cuyos peligros no saben valorar. No digo que sea admisible lo que ha pasado, pero probablemente de haber sido más maduro el chico, ni se le hubiera ocurrido insultar a los porteros, ni las consecuencias habrían sido tan graves en todo caso.

El concepto de autoridad es algo con lo que tenemos que vivir, aunque no nos guste. Todos sabemos que existen unas normas básicas y unas personas que velan porque se cumplan, como la policía, guardas jurados y demás, y con esas personas no valen tonterías porque tienen autorización para ejercer la violencia. Cuanto antes entiendan los niños que la sociedad se basa en el respeto, menos problemas se van a encontrar el día que salgan a la calle solos sin la protección de sus padres. Por desgracia, las personas comprendemos mucho mejor el lenguaje de la imposición que el del diálogo. Los adolescentes a veces viven en un mundo de fantasía, donde se creen omnipotentes, que la vida es un juego y nada malo puede pasarles, hasta que les pasa, como a la chica del fotolog. Las personas de mi generación, que hemos recibido una educación estricta, debemos enseñar también a nuestros hijos a respetar las normas sociales.

Hay muchos que no lo hacen. Estoy cansada de ver a niños pequeños que pegan a sus padres. La violencia es algo connatural al ser humano y muchos niños la utilizan de forma habitual, a no ser que les dejes muy claro desde el principio que eso no está permitido. Me refiero también a la violencia oral: palabrotas, insultos y amenazas. Los niños se dan cuenta rápidamente de cuáles son tus límites y hasta donde pueden llegar. Es como un país, tiene que tener capacidad de reacción militar, incluso aunque no tenga intención de utilizarla, porque lo importante es la disuasión. En el caso de estos adolescentes que están siendo víctima de problemas de adultos veo una actitud preocupante. No son conscientes del peligro que conlleva su comportamiento. Un niño que ha sido educado con cierta disciplina es un adulto que no discute las normas básicas de convivencia de la sociedad, porque sabe que existen consecuencias, y siempre es mejor que te las enseñe alguien que te quiere que descubrirlas tú mismo.

¡El señor oso es un conejo!

¡El señor oso es un conejo!

El mundo de la publicidad es muy interesante. Hay anuncios que, como dice mi hija, "se lo curran" (Cielos, voy a acabar "flipando"), y te hacen pasar un buen rato. Me encantan, por ejemplo, los del Metro de Madrid, con sus cavernícolas, o los de Gas Natural con banda sonora incluída. También nos gustan mucho casi siempre los anuncios de la Once y la Lotería. El de los duendecillos está muy logrado. Se nota cuando se une la imaginación con la inteligencia, y a veces no hace falta mucho más.

Luego están los anuncios paternalistas, como es el caso de los famosos yogures que nos van a salvar la vida. El de la aspirina es de ese tipo también. Va un señor en el avión con su hija y dice algo así como "Mi hija no se separa nunca del señor oso, ni yo de mis aspirinas". Pero ahí está el detalle: el señor oso indiscutiblemente es un conejo de orejas largas. O bien el dolor de cabeza le ha afectado a la vista, o nos toman a los teleespectadores por tontos, y a la niña también de paso.

Luego está la publicidad agresiva, del tipo "Mi producto es mejor que la marca X", que no me explico cómo no está prohibida. En mi caso, lo único que consiguen es que compre la otra marca por solidaridad. Yo, es que soy así, cuando llevo un coche pegado detrás, freno. No me gusta que me presionen demasiado. También hay anuncios surrealistas que necesitan un intérprete simultáneo, o tal vez yo no soy lo suficientemente inteligente para captarlos.

Los fabricantes de coches, que ya han agotado hace tiempo las posibilidades de promoción, ahora optan por intentar convencernos de que, comprando coches, le hacemos un favor a la naturaleza. Parece ser que los vehículos ecológicos son orgánicos, biodegradables y sólo consumen basura no contaminante. Por no hablar de los detergentes y productos de higiene, que nos garantizan directamente la felicidad. Cada mañana estoy deseando ensuciarlo todo, para así poder disfrutar de la sensación de insuperable limpieza  deslumbrante. ¿Qué sería de nosotros sin la publicidad?

Pornografía infantil, no

Pornografía infantil, no

Se me olvidaba algo muy importante. Hoy había que hablar contra la pornografía infantil. Pero lo que había preparado yo tiene algo que ver. Se trata de la sexualidad en general. Tener una vida ordenada incluye cuidar tus relaciones sexuales, y, por supuesto, descartar a los niños de algo que sólo puede existir entre adultos con consentimiento mutuo.

He leído esto en una revista:

¿Cómo es posible que los casos de cáncer de piel sigan en aumento, si cada vez utilizamos más fotoprotección?

"En ocasiones los protectores solares son un arma de doble filo, porque nos permiten estar más tiempo expuestos al sol sin quemarnos (...) Es importante que la gente sepa que no existe una crema de protección solar total, por lo que hay que exponerse al sol con moderación y siguiendo unas medidas conductuales..."

Es importante también, y por eso vuelvo sobre ello, que la gente sepa que los preservativos sólo protegen en un 85% del sida y otras enfermedades sexuales. En primer lugar, porque los virus son demasiado pequeños y entran por los poros; en segundo lugar, porque las enfermedades venéreas no se contagian únicamente a través del coito, sino por contacto con las mucosas y fluídos; en tercer lugar, porque a veces se rompen.

Por estas razones, la manera de acabar con el Sida en África, por ejemplo, no pasa por convencerles de que gasten el dinero que no tienen en preservativos, que no quieren utilizar; sino por conseguir que se mantengan fieles a una pareja estable. Lo demás no son más que medidas de emergencia para situaciones complicadas. El peligro aumenta de forma proporcional a las oportunidades que tengas de arriesgar tu salud.

Parece ser que en Gran Bretaña también están asombrados porque, a pesar de la información sexual generalizada que existe, no dejan de aumentar las enfermedades de transmisión sexual y los embarazos no deseados entre adolescentes. La razón es la misma que con las cremas: a más exposición, más riesgo. Por eso os hablaba el otro día de la estrategia ABC, abstinencia, fidelidad y condones, por ese orden, es la única manera de estar realmente a salvo de problemas. No se trata de moralidad, sino de algo respaldado científicamente.

Armonía familiar

Armonía familiar

Ya os he contado alguna vez que tengo unos vecinos en el piso de arriba que molestan un montón. No es porque pongan música, que antes lo hacían bastante a menudo, sino porque se pasan el día discutiendo. Tienen tres niñas, dos de la edad de las mías y una más pequeña. Entre ellas, se llevan bastante mal. No me extraña, porque he visto desde pequeñas como su madre no hacía nada por evitar la rivalidad. Para mí, no hacer nada también supone ser culpable. Tenían un problema de celos y la mayor abusaba bastante de las pequeñas. Ahora no las veo habitualmente, así que sólo puedo sacar conclusiones de las voces. Los padres, en cambio, no suelen discutir entre ellos, pero son muy estrictos con sus hijas. Por ejemplo, a pesar de que la madre no trabaja, les encargan tareas de la casa por turnos, y la mayor parte de los gritos se deben a eso. Por otra parte, las niñas tampoco son especialmente rebeldes, son buenas estudiantes y no las he visto en malas compañías. No parece que den motivo para tantos problemas.

Siendo así no se explica el mal ambiente que tienen en su casa. Ni el padre bebe, que sepamos, ni la madre está estresada, ni tienen problemas económicos ni de salud. Simplemente, no saben relacionarse unos con otros. Me da lástima pensar cómo están desaprovechando la oportunidad de pasar unos bonitos años juntos, hasta que sus hijas crezcan y se vayan, lo que a este paso, va a ser muy pronto. Nunca sabrán lo agradable que es pasar las horas en armonía, cada uno ocupándose de sus asuntos, respetando los espacios, compartiendo experiencias y dándose cariño.

No voy a decir que en mi casa nunca se escuchen gritos, porque tampoco sería natural. Pero no es una cuestión de todos los días. Sabemos cuando llegan a casa porque inmediatamente empiezan a pelearse. Además a veces las pegan. En fin, que me gustaría subir a explicarles que esa no es manera de llevar una familia y que, si no querían tener hijos, tampoco es obligatorio. Pero sé que no serviría de nada. Ya están acostumbrados y supongo que les parecerá lo normal tener ese mal ambiente familiar, pero creo que un psicólogo les hubiera venido muy bien desde hace años.

Bella

Ayer batí mi record de entradas, así que sigo publicando. He visto esta película y me ha gustado mucho, aunque no es del tipo convencional, con un argumento lineal. Es más bien una suma suma de secuencias y sensaciones. La película trata sobre dos de mis peores temores: uno hubiera sido haber sufrido un aborto espontáneo. Precisamente ahora me estaba acordando ahora de dos sobrinos míos que ahora tendrían diez años, pero los embarazos no salieron adelante. Qué lástima. Mi segundo temor lo tengo todos los días, a atropellar a alguien accidentalmente. Precisamente hace poco me quedé a unos segundos y unos centímetros de una bicicleta, a la cual no había visto venir.

Los grandes temores de la vida incluyen otras cosas como envejecer, quedarse inútil y depender de otras personas. Sufrir una enfermedad terminar o crónica, o, peor aún, que la sufran tus seres queridos. Hay otros temores más suaves como a perder a tu pareja porque se desenamore o se enamore de otro. También produce temor dejar salir a tus hijos y volver ya por la noche.  Algunos temores forman parte de aquello que llamamos la fatalidad o la suerte y en principio son inevitables. Ante ellos, no nos queda más que la resignación. Pero hay otros peores, porque van acompañados del sentimiento de culpa, por pensar que pudiste evitarlos. Es el caso de los conductores imprudentes, o también del aborto voluntario. La película trata sobre ese tipo de desgracias.

Todos quisiéramos ser siempre jóvenes y estar a salvo de todo mal. Pero vivir supone correr riesgos y aceptar que, antes o después, irás perdiendo facultades por la edad. Amar supone sufrir mucho más todavía por la suerte de los otros. Pero la vida sin amor no tiene sentido y, por tanto, tampoco sin sufrimiento. Pretender que puedes vivir una vida sin dolor y sin sacrificio, es la mejor manera de tomar el camino que conduce al vacío; a una vida ordenada, aséptica y desnaturalizada. Las emociones positivas y negativas son las que nos permiten experimentar la verdadera felicidad. No se trata de una alegría efímera que depende de las circunstancias de tu vida, sino de una fuerza que es capaz de vencer incluso las peores experiencias, y mantener abierta la puerta a la esperanza.

El abredifícil

El abredifícil

Dícese del artilugio que teóricamente sirve para abrir los envases fácilmente, pero en realidad es el único sitio por donde no se puede abrir el paquete. Eso sí, cuando consigues abrirlo significa que te vas a tener que comer cinco galletas porque ya no se pueden volver a guardar en el mismo sitio. Hay de diferentes modelos. El de hilito rojo, que siempre se rompe o se queda dentro, o te da lo mismo, porque no abre nada. Luego está el de anilla para las latas. Con ese puedes probar nuevas experiencias como la de cortarse el dedo hasta el hueso, como me pasó a mí con una lata de foie grass, pero ahora se puede evitar con un aparato especial que te venden para quitar la anilla, así que te da lo mismo que utilizar un abrelatas.

También están los mecanismo de abrir y volver a cerrar de cinta adhesiva. El que viene con los macarrones es inútil, porque es absolutamente imposible abrir el paquete sin que se raje de arriba a abajo. Así que tiene la diversión incorporada de recoger los macarrones del suelo. El arroz que yo compro viene en un paquete de papel pegado por todas partes, que según lo abres, empieza a regar arroz por toda la cocina. Pero los mejores son los de sal y azúcar, porque, aparte de la cinta para volver a cerrar, vienen ya rotos de la tienda, así que es imposible conservar el envase.

Pero el colmo de la crueldad en envases con abredifícil lo tienen los tetrabrics. Yo no elijo la leche por marca, sino por el mecanismo de abertura. Hay algunas que, después de luchar con la tapa, te encuentras con una anilla o un papel que se rompe el 80 por ciento de las veces, y al final tienes que abrirlos con un cuchillo. Hay otros que deben de haberse puesto de acuerdo con los gimnasios, porque necesitas hacer pesas antes de intentarlo.  Hay uno en particular, que tengo que abrirlo con ayuda de un cascanueces.

Pero también están los de abre y cierra, que, más o menos se abren, pero olvídate de volver a cerrarlos. Luego están los envases que directamente no se pueden abrir. Supongo que los fabrican en empresas machistas para asegurarse de que no puedas consumirlo si no hay un hombre en la casa. Lo que no se puede tener nunca es prisa a la hora de abrir un paquete nuevo, porque entonces puedes estar seguro de que vas a tardar más que nunca. Añoro la época en que los envases venían sin abrefácil. Así, por lo menos, si no podías abrirlo, no te sentías un inútil.