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sigo a contracorriente

Las paradojas del aborto

El tema de la fecundación in vitro ha traído muchos comentarios, así que quería aclarar que yo no me opongo a esa práctica, solamente a que se conserven embriones congelados sobrantes. Basta con implantarlos todos. Vivimos en un mundo contradictorio. Nos preocupamos por los derechos de los niños, hasta el punto de que parece que no tienen obligaciones. Sin embargo, un niño en el vientre de su madre no tiene ningún derecho. Cuidamos a los minusválidos, arreglando los accesos y dándoles una cuota de empleo en las empresas. Pero, un feto con minusvalías es abortable. Queremos asegurarles una vida digna y, por otra parte, les decimos que no tienen derecho a la vida, porque sus madres podrían haberlos eliminado de acuerdo con la ley. Esto incluye a los niños ciegos o sordos, que podrían llevar una vida practicamente normal.

La medicina ha avanzado muchísimo para tratar todo tipo de malformaciones: aparatos de audición, incluso prótesis que permiten caminar a los paralíticos. Podemos operar a un feto del corazón dentro de su madre. Pero, si la madre tiene miedo a no poder soportar los inconvenientes, puede librarse del bebé. Tener un hijo siempre es una fuente de felicidad. El trauma psicológico lo sufren las mujeres que han abortado. Se llama síndrome postaborto, y no tiene cura. El aborto no es un método anticonceptivo, pero algunos lo utilizan como tal. Algunas han abortado hasta seis veces.

 El caso es que tener un hijo supone correr muchos riesgos, antes, durante y después del parto. ¿Qué pasaría si, nada más nacer descubrimos por ejemplo que le falta un pie? Hemos tenido un hijo cojo que nos va a complicar mucho la vida. Tal vez deberíamos aplicarle la eutanasia. Y si, al cabo de un mes, coge una meningitis y le afecta al cerebro, ¿ya no podemos matarlo, porque ya ha nacido? Tal vez la única diferencia es que ya le hemos visto la cara. Hoy en día, existen unos ecógrafos tan potentes que podríamos verles la cara desde el primer mes, si quisiéramos.

Se habla mucho del derecho de la madre a decidir, pero no del de los padres, y el hijo es suyo al cincuenta por ciento. Pero, ¿qué pasa con el derecho de la persona que ya existe dentro de la madre? Todos hemos sido fetos y, si ahora estamos aquí, es porque nadie hizo nada por evitarlo. Hoy celebramos en la iglesia la fiesta de la Inmaculada, es decir, de una mujer soltera, que se quedó embarazada y decidió tener a su hijo.

«Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí; su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación...

He cerrado los comentarios porque no me gusta discutir este tema. Me afecta demasiado. Un beso a todos.

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