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sigo a contracorriente

Pueblo y ciudad

Pueblo y ciudad

Paseando por la playa, he llegado a la conclusión de que afortunadamente en los pueblos no tienen tan tontería como tenemos la gente de las grandes ciudades. Mientras algunas caen en la anorexia y gastan tiempo y dinero en intentar moldear su figura, muchas otras se limitan a disfrutar de la vida aunque no entren en la talla cuarenta. Mientras las revistas nos venden que los hombres depilados están muy bien, en la playa he visto a algunos más velludos de lo normal y tan contentos. Da gusto cuando ves personas con aspecto de gente sana y sin complicaciones.

Tal vez no estemos tan perdidos todavía. Lo que para algunos es norma obligada, lo que hacen los famosos, la moda, el estrés y el derroche, no es todavía patrimonio de todos. Lo que ocurre es que los que vivimos en la ciudad parecemos más, porque se nos ve más en televisión, porque tenemos más dinero para gastar o más costumbre de gastarlo en cosas superfluas. Pero, la gente normal, que vive una vida más natural, son bastantes más de los que creemos.

Y esas personas, por suerte para ellos, todavía saben distinguir lo importante de lo accesorio. En la playa, no se pueden ocultar defectos como las varices o la celulitis y, de vez en cuando, encuentras parejas donde él es feo y tiene una mujer hermosa, o ella es obesa y él está en forma. Son excepciones, porque lo habitual es que se emparejen guapos con guapas, pero existen, especialmente entre las personas que llevan una vida más sencilla.

Hay gente que parece que sólo van a exhibirse para rentabilizar sus horas de gimnasio. Hay gente, en el otro extremo, que no tienen ningún decoro en enseñarnos su cuerpo, aunque esté ya pasado. La playa es un microcosmos donde observar a los demás  y comprobar que sigue habiendo de todo en todas partes: familias bien avenidas y otras que les quedan dos telediarios; niños educados, descuidados o consentidos... Como no puedo tomar el sol, me dedico a observar y sacar conclusiones, igual que hacía cuando iba en el metro. A veces me dan ganas de levantarme a decirles lo que pienso, pero no lo hago.

7 comentarios

Ezne -

Es cierto que en la playa vemos la realidad. Cuerpos estupendos, cuerpos normales, cuerpos menos normales...

Yo creo que soy sencilla, supongo que vivir en una mini-ciudad me lo pone más facil, pero lo importante, estemos donde estemos, ciudad o no, es sentirnos bien con nosotros mismos, lo que pasa es que a veces nos lo ponen demasiado complicado, eso si, yo me leo el Cuore, que ves a los famosos en su estado más natural y te da un chute de autoestima XD

Un beso!
(Alba)

codromix -

si es que a veces nos hacemos esclavos de tonterias y pensamos mas en la imagen que damos que en lo que en realidad somos, en las ciudades la gente está mas mediatizada tambien pero ya no hy tantas diferencias entre unos y otros

Pikifiore -

Si es que en las playas encuentras de todo,es el mundo real,en el que se concentran en la arena,mujeres maduras con cuerpos naturales,o cuerpos retocados,niños,abuelas y hombres de gimnasio o gente corriente con sus michelines y lorcillas.Me reía hace años cuando en la serie "lo vigilantes de la playa",solo se veía en la costa a chicas esculturales en bikini y surfistas cuadrados ¿dónde estaba la abuela con el niño?¿la familia con la neverita?¿las mujeres de mediana edad?
Un besillo

susana -

"Sencillas" no va en tono despectivo, ni se refiere a pobre. Yo misma intento ser una persona sencilla, aunque viva en la ciudad. Un beso.

La chica de ayer -

Si es que en la playa no se puede ocultar nada... el que va se deja el pudor y los complejos en casa... aunque quizá sólo sea por un rato...

Enigmática -

Me alegro de que veas así a esas personas "sencillas" como tú las llamas, tendrán sus defectos como todos, pero al menos les importa poco lo que hagan los famosos de turno y en eso... coincido con ellos.

Besos,

Enigmática

Manuel -

El estrés que domina en las ciudades modernas, y cuanto más grandes, es más abundante, termina por entrar en nuestra vida y nuestra forma de ser, alterando nuestro carácter y forma de pensar, contrastando con la que podría verse o vivirse en ámbito rural.
Yo me he planteado muchas veces el irme a vivir a un pueblo, donde la calidad de vida es más calmada, pero mis hijos no quieren ni oir hablar del tema; muchas veces soy yo también algo culpable, pues el disponer de una serie de servicios cerca, nos hace volvernos comodones, sacrificando algunas preferencias por pura vagancia...

Saludos del amigo valenciano.