El aborto
Ya sé que muchos no estáis de acuerdo, pero necesito seguir escribiendo sobre el tema. No sé si sabíais que en China y en La India hace muchos años ya que el aborto es legal y a veces incluso obligatorio. La única consecuencia clara de esta política es que no hay casi mujeres. A causa de sus tradiciones, si tienen menos hijos, prefieren que sean varones. Así que los fetos hembra son sacrificados. Se calcula que, por cada millón de chinos, solamente hay cien mil chinas. Esto puede provocar un desastre, si millones de chinos insatisfechos deciden dedicar su energía, por ejemplo, a invadir otros países. En la India, la pobreza sigue siendo igual de pobre. No han mejorado las cosas gracias a la política de natalidad.
Esto es un ejemplo de cómo un mal principio sólo puede conducirnos a un mal final. Los abortos son más que cifras en un ordenador, son madres que tal vez ya nunca tengan hijos, y, si los tienen, aún peor, porque se van a pasar el resto de su vida sabiendo que les falta uno, o varios. Aún siendo por causas naturales, un aborto siempre supone un trauma. Un feto no es un conjunto aleatorio de células. Es una secuencia genética única e irrepetible, que, si simplemente le dejamos, dará lugar a una nueva persona única e irrepetible. Dentro de este minúsculo ser están ya programadas todas sus características, sus gustos, su aspecto, su manera de ser, en lo que corresponde a la herencia genética. Además no sabemos desde qué momento es consciente y sensible al dolor. Nadie puede decidir que a las dos semanas es una cosa, y a las tres, una persona. Persona es desde el momento en que tiene genes humanos, y ante todo es un ser vivo independiente de su madre.
Por otra parte, en la historia, siempre ha habido embarazos inesperados, y hemos encontrado soluciones para estos casos. Los abuelos y los tíos solían hacerse cargo de estos bebés. Hoy en día, además, existen miles de parejas estériles esperando adopciones. Ya sé que es duro seguir adelante con un embarazo no deseado, pero es signo de madurez hacerse cargo de las consecuencias de nuestros actos. Siempre será mejor que cargar en nuestra conciencia con la certidumbre de que hemos creado un ser humano solamente para destruirlo a continuación.
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