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sigo a contracorriente

Buen rollo

Buen rollo

Como sabéis, veo muchas series de televisión juveniles con mis hijos, y me he dado cuenta de una cosa: cuando empieza la serie, los guionistas buscan llamar la atención marcando unos personajes un poco histriónicos, egoístas y vulgares; pero, después, según va avanzando la historia, se afinan los perfiles y se vuelven más humanos, en el sentido positivo de la palabra.

Si en un principio dos hermanos se odiaban y se hacía jugarretas crueles, con el tiempo se aprecian e incluso se ayudan. Casi todas las historias acaban teniendo una moraleja de superación personal porque eso es lo que pide el público, incluso en los Estados Unidos. Esto me lleva a pensar que tal vez no somos tan malos como queremos creer. A todos nos gustan los finales felices, que el malo se arrepienta, que el bueno le perdone, que no existan el racismo y la intolerancia.

Curiosamente, si le dan a elegir, la gente también acaba prefiriendo las historias con un argumento inteligente y divertido, a aquellas con humor fácil y repetitivo. La prueba está en que las primeras suelen durar más que las segundas. Claro que siempre hay excepciones. En el fondo, y algunos también en la superficie, somos unos románticos y nos gusta que el chico y la chica se enamoren y sean felices para siempre. Pero, sin embargo, en la realidad, creemos que no es posible.

Tal vez no lo sea precisamente porque no creemos en ello. Tal vez la diferencia esté precisamente en creerlo posible y poner de nuestra parte para que suceda. Si damos por hecho que las cosas son como son y el mundo no tiene arreglo, tal vez sea la postura cómoda del que no quiere cambiar las cosas, por miedo, por pereza o cualquier otra razón.

Yo sigo creyendo que se puede mejorar el mundo. También sigo creyendo que el estado ideal de la persona es con pareja e hijos. Ya sé que no hay garantía de éxito, pero siempre será mejor que no haberlo intentado. Porque, como dice Sabina, "cuando el alma necesita un cuerpo que acariciar", es más fácil el camino si lo recorres en compañía y piensas que alguien continuará por tí cuando no estés. No perdamos el buen rollo, ni, sobretodo, la esperanza.

6 comentarios

Patri -

No, perder la esperanza nunca, al fin y al cabo todos buscamos lo mismo, tranquilidad, paz y felicidad. ^_^

Besotessssssssssss

acoolgirl -

Yo soy de esas romanticonas que sueña con finales felices aunque vea complicado que, conmigo, tengan lugar...

Así que... me gusta verlos a través de la pantalla y, como se puede ver, no soy la única.

Un besitooo

addicted -

Totalmente de acuerdo :) viva el buen rollo y la positividad. Si eres positivo y te esfuerzas puedes cambiar muchas cosas.
Besitos

Sega -

En todo de acuerdo, a excepción de tu punto de vista sobre la persona y su estado ideal.

Por ej., Antonio Gala es una persona que no se le conoce pareja -sea del sexo que sea- ni mucho menos hijos. Él tiene una particular forma de ver la vida, y es muy válida -para él-, y cada libro que habla de su pensamiento, nos lleva a entender de alguna forma su elección, también válida, de concepto de familia y vida.

En realidad, la perfección no existe, debido a que una cosa perfecta o ideal para uno, no tiene por qué serlo para otro o el resto, quizá esa "perfección" ande encaminada en otros derroteros. Como conclusión, lo ideal es que cada persona consiga estar, justamente, en el punto en el que se encuentre -sea de la forma que sea-.

Por cierto, que bueno que se siga creyendo en que la sociedad puede cambiar y mejorar el mundo. Yo a veces pienso así, a veces no, y a veces, incluso se me olvida -debe ser que con la edad, en ciertos aspectos soy un desmemoriado-.

Besos.

La chica de ayer -

Efectivamente en la Tv siempre tenemos la excusa de que tenemos lo que nos merecemos... pero yo creo que hay más gentre inteligente de la que muchos piensan y que les gustaría una programación mejor...

carmncitta -

Nos gustan los finales felices, aunque en la vida real no siempre se den por mucho que pongamos de nuestra parte. Supongo que ver la tele nos ayuda a evadirnos, por eso preferimos ese tipo de historias en las que todo termina bien.


muaaaaaaaks