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sigo a contracorriente

Ser o no ser feliz

Ser o no ser feliz

Definitivamente, lo de anunciar el blog no está dando muchos resultados, y lo otro que no puedo mencionar, tampoco. Bueno, siempre he pensado que el éxito social no está en mi destino, pero me conformo con seguir como hasta ahora, y procuro ser feliz. 

Cuando voy a llevar o recoger a los niños al colegio, me fijo mucho en el aspecto de los otros padres y saco mis conclusiones. La mayoría de ellos no parecen personas felices. Está el caso de los que vienen estresados con el tiempo justo y los nervios de punta, cosa muy fácil de solucionar con sólo que salieran un poco antes de casa. Pero son siempre los mismos.

Luego están las madres trabajadoras que no disfrutan de sus hijos, como la que aparca el coche al lado del mío. Tienen una cara de cansancio que da pena y desde luego ningún interés en relacionarse con otras madres, ni con sus propios hijos. También están las madres que no trabajan, con la misma actitud. Hay una señora con tres niños, el más pequeño es un muñecote sonriente, pero a ella no la he visto sonreir jamás. Lleva una cara de sufrimiento que es todo un poema.

Y digo yo: ya no estamos en la edad media. Si su vida no les hace felices, pueden cambiarla. Si andan siempre corriendo de un lado a otro, que busquen otra manera de organizarse, si vuelven cansadas del trabajo, que manden a los niños en el autobús, y si no les gustan los niños (no es obligatorio tener hijos), que se dediquen a algún hobby que les distraiga. Pero no, es que entonces no podrían ir por ahí con aspecto de víctima, que es lo que realmente les gusta.

Hay hombres y mujeres, aunque yo me fije más en las segundas, que disfrutan de su sufrimiento. No hacen nada por mejorar sus condiciones de vida porque lo que realmente les gusta es tener un motivo para quejarse de la mañana a la noche. Por ejemplo, mis vecinos de arriba, se pasan el día gritándoles a sus tres hijas, porque no tienen ninguna paciencia con ellas. Primero, ¿por qué han tenido tres hijas?, segundo ¿por qué se pasan las tardes en casa si no están a gusto?, tercero ¿por qué, cuando salen a la calle, encima quieren dar imagen de familia unida?. Quien no viva debajo de ellos no se creería las broncas que tienen a diario.

El caso es que a ninguno les pasa nada realmente grave. Si tuvieran de verdad motivos para sufrir, como mi amiga María, seguro que cambiaban su actitud. Son los típicos que quieren que todo el mundo les compadezca, pero a mí la verdad es que me ponen de mal humor, sobretodo porque están amargando a sus familias y especialmente a sus propios hijos. Creo que tenemos una responsabilidad hacia la gente que nos quiere, y eso nos obliga a poner todo de nuestra parte para intentar ser felices, sean cuales sean las circunstancias.

11 comentarios

Tu María -

"Optar a la felicidad suprema nos lleva a la contínua satisfacción". ¡Qué burra! Quería decir que Optar a la felicidad suprema nos lleva a la contínua insatisfacción. Se me han caído dos letras, lo siento.

Tu María -

Ah! se me olvidaba. Y la felicidad... no es una meta. Es un estado pasajero. La sal de la vida, donde también tiene que haber pimienta. Optar a la felicidad suprema nos lleva a la contínua satisfacción. Tenemos que estudiar qué plato podemos cocinar con los ingredientes que nos ha dado la vida. No nacemos todos con acceso al caviar. Tenemos que luchar por una felicidad razonable, posible, que una vez conseguida nos deje un buen sabor de boca.

Tu María -

Hola, corasón. Como soy tu amiga te voy a discutir un poco.
A nadie le gusta sufrir. Y quien finge sufrimiento para despertar compasión... es porque en el fondo sufre, si no, no tiene sentido hacerse la víctima. El umbral del sufrimiento es relativo. No se trata de que haya personas más fuertes que otras,son los problemas. Según el momento, las propias circunstancias o incluso las circunstancias ajenas, los contratiempos hieren más o menos. Hay problemas enormes que se llevan con entereza porque nos ayudan a llevarlos, porque los entendemos como algo inevitable o porque alguien cercano los ha vivido y hemos aprendido de su dureza, mientras que a lo mejor el hecho no tan grave, como comentas de vivir sujeto a unos horarios y a una hipoteca nos desborda. No es, entonces, que no se quiera disfrutar de lo bueno, sino que no sabemos como hacerlo porque quizá no se nos ha enseñado a establecer prioridades. A veces hay que elegir. En mi matrimonio, por ejemplo, lo hemos hecho. Nos hemos apuntado al "contigo pan y cebolla". ¿Que es mejor?¿Un chalet que nos obligue a pagar durante 40 años y a trabajar lo indecible o un piso más pequeño que nos deje dormir y disfrutar más horas de la compañía de los seres queridos?. Mi marido se ha propuesto no trabajar por la tarde. Estamos juntos, dialogamos, nos conocemos (todos cambian con el tiempo y es triste que llegue un día en que ya no reconoces a tu pareja porque no te has molestado en saber por qué ha cambiado), jugamos, nos queremos, planificamos y nos acariciamos. Me gusta levantarme cada mañana y recordar los mimos del día anterior. Tengo conocidos que hace años que no saben lo que es el cortejo. Y cuando no se establece una escala de valores y se lleva religiosamente a la práctica es cuando, en nuestro fracaso, nos encontramos solos aunque estemos rodeados de gente... y pedimos a gritos con la cara mustia que alguien se dé cuenta de que sufrimos, aunque no nos demos cuenta ni nosotros mismos.

Patri -

Tú lo has dicho, si su vida no les hace felices pueden cambiarla, solo tienen que querer y esperar el momento adecuado...

Besotesssssssss

Su -

Hay una frase que has dicho que me parece super importante "Si su vida no les hace felices, pueden cambiarla".

Parece obvia pero no lo es tanto. Yo tengo amigas más pequeñas que yo (tengo 28) que son infelices, por las circunstancias, por la forma de vida que llevan. Y no cambian. Se resignan mucho, se quejan poco, sufren bastante...

Yo no lo entiendo, pero...

Mónica -

Yo creo que debemos preocuparnos de lo nuestro y no de lo que hacen o dejan de hacer los demás...

Y lo que sí tengo bastante claro es que si se tienen hijos es para quererlos con lo bueno y lo malo, si no ya lo has dicho tú muy bien, que no se tengan, que no es ninguna obligación...

Un beso

acoolgirl -

Sí es cierto que, cuando se decide traer niños a este mundo hay que tener en cuenta las responsabilidades que eso conlleva... pero también tengo la sensación de que mucha gente no se lo plantea, simplemente son cosas que van viniendo con el tiempo... y puede que no estén preparados para ello.

Un besazooo

Marea@ -

Hola Susana, un comentario al respecto.... no sabes a ciencia cierta si son o no felices, dudo mucho que a la gente le guste ser infeliz...

A veces las vida se nos complica y se tienen que hacer cosas que, aunque no te gusten, evitan otras peores... por tanto no podemos juzgar tan a la ligera la forma de vida de los que nos rodean. Eso sí, podemos sumergirnos en la nuestra y procurar por todos los medios ser feliz... para eso se nos ofrece la vida...

En cuanto a publicitar tu blog, no te obsesiones, sigue escribiendo como hasta ahora, sigue visitando a los demás... no sé si te pasa como a mi... simplemente con escribir me siento ya reconfortado....

Un beso. Mare.

Alba -

Pues si, mucha gente se queja de vicio y nada más, y habrá otros que realmente serán infelices.

Lo que pasa es que cuando tomamos las decisiones no sabremos si podremos cargar con las consecuencias no?

Un beso

Nanny Ogg -

Tienes mucha razón: hay gente que vive amargado porque quiere. Les gusta tener algo de lo que quejarse, nunca están satisfechos pero no hacen nada para cambiar. Y es que les debe compensar seguir así. Me dan mucha pena, la verdad.

Besos

Manuel. -

Como bien dices, tenemos una responsabilidad hacia la gente que nos quiere, especialmente si forman parte de nuestra más cercana familia.

Respecto a la felicidad familiar, es un tema complicado, sobre todo en familias donde trabajan el merido y la mujer, pues basta que a uno de los dos no le funcionen bien las cosas en el trabajo, para que lo paguen todos, en un momento dado.

Y es que la vida es algo muy complicado para el ser humano, fruto de lo complicada que es su propia naturaleza...

Un saludito desde Valencia.